Globalización, desarrollo
regional y atomización del Estado Nación ©Martha C. Vargas T. Se
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2.9
Acerca
del estado y de los gobiernos regionales
Según Boisier, el Estado moderno desde el
ángulo territorial, debe tener entre otras las siguientes características: 1)
Ser descentralizado y estar organizado como una red; 2) Comprender la
interrelación entre los objetivos nacionales y el poder del territorio; 3)
desplegarse en dos planos: el del estado nacional y el de un conjunto de
cuasi-estados regionales ; 4) permitir y estimular la maleabilidad en las
estructuras de gobierno y de administración ; 5) establecer un marco
regulatorio mínimo para facilitar la flexibilidad; 6) estimular en los
cuasi-estados regionales el despliegue de dos nuevas funciones: conducción
política y animación social ; 7) reconocerse como un estado
“territorial”, capaz de hacer conducción política y territorial. Sobre el nuevo papel del estado, Castells
cita a Hirst y Thompson, así: “Las formas emergentes de gobierno de los
mercados internacionales y otros procesos económicos incluyen a los
principales gobiernos nacionales, pero en un nuevo papel: los estados
funcionan menos como entidades “soberanas” y más como componentes de un
“sistema de gobierno” internacional. Las funciones centrales del
estado-nación serán proporcionar legitimidad y asegurar la responsabilidad de
los mecanismos de gobierno supranacionales y subnacionales”. (Castells, 1999,
p. 334). Como se puede ver, se trata de que el
estado nacional se reduzca a su mínima expresión: debe ser descentralizado,
comprender la interrelación entre los objetivos nacionales y el poder
territorial, mientras que los “cuasi estados regionales” juegan los papeles
predominantes en los terrenos económico y político. La aplicación de sus
postulados conduce en la práctica a un debilitamiento de la unidad nacional. En Colombia uno de los impulsores de la
regionalización es Orlando Fals Borda, sociólogo y constituyente en 1991 y
quien se desempeñó como secretario general de la Comisión de Ordenamiento
Territorial. “Colombia debe regionalizarse, con lo que se moderniza y se hace
presente a nivel mundial” (Fals Borda 1996 P.3). Ante las objeciones de
quienes ven en ella el germen del separatismo, responde que es esa la manera
de evitarlo y que el vínculo prevaleciente de la unidad nacional debe ser el
amor a la diversidad: “También indicaremos lo que puede seguir uniéndonos
dentro del todo colombiano: la certeza de que la diversidad es vida y de que
Colombia, entre los países del mundo, tiene la inmensa ventaja de esa
pluralidad, riqueza que hay que defender y estimular” Aceptando el inmenso tesoro que representa
la gran diversidad cultural y étnica de la nación colombiana, hay que señalar
que ella no es suficiente para cimentar la unidad nacional, especialmente
cuando se pone todo el énfasis en resaltar y ahondar las diferencias y no en
consolidar los aspectos históricos, económicos, sociales, políticos y
culturales que fortalecen la unidad nacional. El cohesionante que propone
Fals Borda es tan vago que sería utilizable también para separar un
territorio del país y anexarlo a otra república. Al hacer la mención de los diferentes
criterios definitorios de la región, Fals Borda considera necesario
privilegiar lo “cultural e histórico” y rechazar la filosofía
“desarrollista”, a la que entiende como inadecuada para el mundo no
occidental, es decir no euro-norteamericano. (Fals Borda, 1995 p. 30). Se
trata, pues de dar la primacía a lo cultural e histórico al delimitar las
regiones de Colombia. Para ello, algunas veces, hay que hurgar muy hondo en el
pasado y tener muy poco en cuenta el presente, como cuando se define la
región Andina Central, Bogotá, Cundinamarca y Boyacá, destacando lo
hispano-chibcha. Las dificultades son mayores cuando se propone que la región
del Pacífico Norte la integre, además de Antioquia, Caldas Risaralda y
Quindío, el departamento del Chocó. O cuando se tienen en cuenta las grandes
diferencias culturales entre colonos e indígenas que pueblan el Amazonas. Son
ejemplos que muestran hasta dónde el criterio cultural no puede predominar
sobre las relaciones económicas y geográficas, por ejemplo, en la
delimitación de las unidades subnacionales. De todas maneras, después de
haber argumentado que su planteamiento y propuesta parten de la “historia
viva”, Fals Borda reconoce que “Más que una realidad preexistente, o un dato
preconstituido, la región es una realidad a construir social y políticamente,
coincidiendo con Boisier” ( Fals Borda, p. 66). Finalmente, el autor en mención sostiene
que “Desde el punto de vista reorganizativo, no conviene ver a la Amazonia
fragmentada por límites arbitrarios, como en los actuales departamentos.
Tampoco debe verse dividida por las fronteras nacionales con Venezuela,
Brasil, Perú y Ecuador, al estilo del siglo XIX con base en desuetos
principios de soberanía. Allí no puede haber “Estado” al estilo occidental.
Otra filosofía territorial, que es al mismo tiempo ambiental y cultural, está
a la orden del día, para llegar a lo que se ha dado en llamar “desarrollo
sostenible”. (Fals Borda, p. 61). Es dable resumir que Fals Borda considera,
en todo lo fundamental de acuerdo con Boisier, que es necesario regionalizar
al país, que esto hace parte de la globalización, que el criterio para
delimitar las regiones, o mejor construirlas, son los aspectos culturales, en
los cuales hay que ahondar para conseguir la construcción política de la
región. Además, aunque niega que esté con el separatismo, propone la
separación del Amazonas y considera desueto el principio de soberanía
nacional. Un análisis de las reformas que se han
venido adelantando en Colombia, como en casi todos los demás estados
latinoamericanos, demuestra que teorías como las de Boisier se vienen
ejecutando aceleradamente. Consisten, de una parte, en la globalización del
país, impulsada a partir de los gobiernos de Virgilio Barco y de César
Gaviria, y de otra, en descentralizarlo y regionalizarlo. El proceso
descentralista tiene sus comienzos en los años ochenta; la regionalización
está en cierne y tiene fundamentos legales en la Carta de 1991. Es bueno hacer una síntesis del proceso de
descentralización en Colombia y relacionarlo con la hipótesis de esta
investigación. |